Indefensión desaprendida y la era post-postCOVID.

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El 13 de Noviembre debe suponer un antes y un después. La convocatoria es de la ciudadanía y apoyada por gran parte de la sociedad.

Mi compañera y portavoz de la Plataforma de Centros de Salud, Ana Encinas, ha publicado un maravilloso artículo en «Nueva tribuna» que es casi de obligada lectura y se puede hacer en el siguiente enlace:

En el artículo, analiza como empezamos a salir de la situación de indefensión aprendida en la que nos hemos visto inmersos durante este tiempo y que tan bien identifica.

La sanidad madrileña, antes del COVID, no pasaba por su mejor momento en dotación de recursos tanto humanos como materiales. Estaba infra-financiada.

Vino la pandemia, y con ella una catástrofe de enormes dimensiones que superó con creces todos los recursos llamándose a la contratación de una gran cantidad de sanitarios del resto de España. Y todo ello, además con ciertos protocolos que encerraron en las residencias (muchas de ellas no medicalizadas) a nuestros mayores donde les esperó más de 7000 muertes y la gran mayoría sin recibir cuidados paliativos. Eso sí, lucharon por nosotros para poder tomar cañas.

Vino la época post-COVID, en donde se empezaba a superar la pandemia. Unos, cansados de confinamientos y restricciones, sin haber sufrido en sus entornos casos graves o defunciones y enfadados por mantener las restricciones. Otros, cansados, tristes, asustados por perder familiares en condiciones extrañas, sin poder haberse despedido y acompañado en su muerte. Otros, viendo como sus negocios acumulaban números rojos como consecuencia del parón de la actividad, etc…. Y mientras, solo bastaba un mensaje de apoyo pidiendo dejar salir, un mensaje de aliento de que las medidas no habían sido las correctas y por eso moría la gente, o un comentario de que la economía debe reiniciarse a toda costa. Sin embargo, solo regalaban el oído, no había nada detrás. La clave era apoderarse de la indignación.

Los sanitarios, fueron despedidos. Unos 6000 aproximadamente, y los que se quedaron, estaban cansados y exhaustos. Agotados y dolidos por las situaciones vividas, tenían un índice de tolerancia y resignación laxo como nunca. Ideal para no solo despedir a esas 6000 personas, sino para deteriorar y estrangular el Sistema Público Sanitario.

Y ahora, llega la época post-post-COVID, en donde la población ve las incoherencias de las decisiones tomadas por la Consejería de Sanidad, las mentiras vertidas y amplificadas desde ciertos sectores mediáticos desde la propia pandemia… ahora empiezan a no funcionar…. Los ciudadanos van saliendo del letargo y comprueban la realidad. Los sanitarios se van recuperando y se dan cuenta de que tienen peores condiciones que incluso antes de la pandemia. Todos, ven como quien regalaba antes el oído, ahora presa de que ya no es creíble, se dedica a insultar y a culpar a otros.

Por fin, la sociedad, comienza a superar el COVID, comienza a superar la indefensión aprendida.